La práctica del yoga en familia ayuda a abrir un nuevo canal de comunicación entre padres e hijos y, también, refuerza el de la pareja. Es una disciplina que ayuda a hacer fluida la comunicación y a mejorar la atención y la gestión de las emociones. Esta es la conclusión a que han llegado tanto Maria Anguita, directora de Yoguitos Europa y con una larga trayectoria como profesora de yoga y empresaria, como Verònica Cobos, educadora social de formación y profesora de yoga por vocación, con mucha experiencia en el trato con niños y familias.
Las dos empiezan a trabajar con familias con hijos a partir de 3 años, cuando los niños pueden entender mejor las posturas y las recomendaciones, aunque se trabaje desde el juego. Tanto Cobos cómo Anguita también tienen mucha experiencia en yoga para embarazadas o en yoga apenas para después del parto, cuando el bebé está siempre con la madre y se integra en el ejercicio. Y también son expertas en yoga para niños, en las escuelas, casales o esparcimientos.
Una actividad perfecta para hacer en familia
El yoga en familia acontece una actividad para ser y colaborar como equipo, pero también se aprende que cada cual como un único individuo es importante. El autoconocimiento es clave en el yoga. Es por eso que en las clases de yoga en familia, tanto adultos como niños aprenden a conocerse más interiormente, a reconocer las emociones y a descubrir su personalidad y las capacidades. Los padres también aprenderán a conocer más y mejor sus hijos, respetando sus ritmos de aprendizaje. El primer paso es conocerse personalmente y así sabrán valorarse y aceptarse tal como son. Además, pueden trabajar la conciencia corporal y aprender buenos hábitos de salud plegados.
Las clases de yoga en familia están enfocadas a la relación entre padre y/o madre e hijo/a. Los expertos trabajan la comunicación y relación entre ellos y valores como la empatía. “Nos ponemos en el lugar del otro para sentir sus necesidades y así poder comprenderlo mejor”, explica Cobos. Tanto a Yoguitos como Iogainens se trabaja a través del juego y del cuento y tanto se puede trabajar individualmente como en parejas o en pequeños grupos “para fomentar la cohesión” familiar. “Fomentamos la comunicación, el juego, la risa, tocarse y abrazarse. Las familias venden a practicar yoga para pasar un buen rato plegados. Nunca se los tiene que forzar en las posturas, se les tiene que dejar tranquilos porque así todo fluye”, destaca Anguita.